Irregularidades se viven en La Modelo
Largas colas y preocupaciones se viven alrededor de la
cárcel La Modelo, mujeres angustiadas tienen la oportunidad de visitar a sus
familiares cada quince días
Las visitas para
ir a la cárcel El Modelo, un de los recintos más trágicos, a partir de las 4:30
de la madrugada se tornan infinitas alrededor de las calles. Las largas colas
de gente, en su mayoría son mujeres que se vienen preparados para la larga
espera, diferentes vendedores de café y refrescos se disponen a atender a las
personas que deseen comprar algo.
Como rutina a
las 7 de la mañana los guardias abren las puertas para dar paso a la gente que
visita a su tío, esposo, hijo, amigo o sobrino. La modalidad de visitas
consiste que un fin de semana tienen derecho los presos que sus últimos dígitos
de la cédula terminan en par y el próximo fin de semana los presos de los
últimos dígitos de su identificación terminan en impar, solo el domingo se
tiene derecho a ser visitados esta modalidad se aplica ya que en un día no
alcanza para que puedan ser efectuadas todas las visitas.
Normalmente las
visitas se otorgan por medio de vía telefónica, esto trae en la mayoría de los
casos, congestionamiento de las redes telefónicas. El Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario (INPEC) solo da 1500 turnos de 2500 presos que habitan
el recinto, esto crea bastantes quejas por parte de los familiares de reclusos
sin embargo el defensor del Pueblo no presenta ninguna solución para este
problema. A veces trasladan a los presos a otros penales sin notificar esos cambios a los familiares por eso
se coloca unas listas afuera de la prisión para saber quienes fueron
trasladados.
En la cárcel se
distribuyen por jerarquías, una de las señoras que se encontraba en la entrada
explicó “hay dos ingresos: el del norte y el del sur. En el ala sur —me dijo
con amabilidad— están los patios 3, 3A, 4 y 5, allí viven los comunes, los más
jodidos; en el ala norte están los patios 1A, 1B, 2A, 2B, Nuevo Milenio y Alta
Seguridad, donde meten a los narcos, los paras y los consentidos: tienen
colchonetas, espumas y les suministran droga”.
Carcel La Modelo. Foto: Primicia Diario |
En los pasillos
de la cárcel se encuentra una persona que le denominan “pasillero” según la
misma señora asegura “Él es el dueño, el patrón, el cacique. Se le pagan el
sitio, la cobija, el plástico y la seguridad. Sin seguridad nadie puede vivir
adentro; hasta a los guardias se les paga “seguridad privada”. Y si se necesita
droga para dormir, para calmar el frío o para soñar, se consigue la que se
quiera. En todos los pasillos duerme gente y todos le pagan sitio al pluma”.
En la espera
para entrar al lugar se escuchan diferentes conversaciones de las mujeres,
algunas nostalgias, preocupaciones y
otras alegrías, entre ellas se conocen y se llaman por diferentes apodos
o simplemente utilizan los sobrenombres de los presos que se relacionan con
ellas. Así se vive todos los fines de semanas en las afuera de la cárcel El
Modelo.